Recuerdo lo caliente que sentí mi piel aquella vez que un hombre me dio un golpe en la mejilla. Fue un novio, fue un amante, fue un padre, incluso un hombre de una sola noche. Imposible olvidarlo. Y aún así decía que sí me quería…que extraña manera de querer… Te quiero pero te tengo que matar. Esa fue la frase que lo hizo inmortal

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De postre de Duques a tradición navideña: El Panettone.

 

Para los peruanos el Panettone o Panetón, es un imprescindible navideño. Tanto así que son los mayores consumidores en América Latina y segundos en el mundo detrás de los italianos.

¿Pero de dónde viene este pan de forma cilíndrica?

 

Hay que ir a la Edad Media, donde en un manuscrito del siglo XV de Giorgio Valagussa, menciona la costumbre ducal para celebrar la Nochebuena con un pan que fuera más rico que el de todos los días y realizaban el "rito del tronco". El cual consistía en poner un gran tronco en la chimenea, decorado con manzanas en el que se esparcían tres veces vino y enebro y sobre la mesa, tres grandes panes de forma cilíndrica, elaborados con trigo. Se repartían dos entre los comensales y se guardaba uno, durante un año, para esperar buena fortuna.

De ahí se desprenderán 3 historias que nos cuentan el origen del Panettone.

Para empezar está la romántica, ésa donde un joven aristócrata, de nombre Ughetto Atellani de Futi, quedó prendado de la hija de un pastelero milanés. Se hizo pasar por aprendiz bajo el nombre de Toni. Elaboró un pan dulce a base de fruta confitada, lo aromatizó con limón y naranja, dándole forma cilíndrica terminada en cúpula. Los milaneses empezaron a acudir a dicha pastelería a pedir el “Pan de Toni”, allá por 1490.

La segunda se da en tiempos de Ludovico Il Moro, señor de Milán -1494 al 1500 -. Para la noche buena, el Duque mando a preparar un gran banquete; sin embargo el postre sufrió un accidente y el terror surgió en la cocina. La salvación sería un pan dulce que había preparado el lavaplatos llamado Toni, quien había usado las sobras dulces de la comida, fruta confitada y mantequilla, lo había preparado para comer en navidad con su familia, pero tuvo que dárselo al cocinero.

El Duque Ludovico al probar el “postre”, le preguntó al cocinero sobre quién lo había preparado, y pensando en que recibirían un regaño o sanción, hicieron traer al joven Toni. Para sorpresa, el señor de Milán alabó el dichoso pan, al preguntar si tenía nombre esa delicia, Toni contestó que no; por lo que el Duque decidió llamarlo “Pan de Toni”.

La última nos cuenta que el pan fue inventado por una monja que quería agasajar a sus hermanas en Navidad, pero el convento en el que vivía era muy pobre, así que preparo un pan grande (Pane di tono) al que le agrego fruta confitada y cáscaras de cítricos, antes de hornearlo, con un cuchillo, le hizo un corte en forma de cruz en la parte superior y le puso un pequeño trozo de mantequilla. Una vez horneado, las aberturas dieron paso a la típica forma de domo de este pan.

Con el, tiempo el nombre “Pan de Toni”, derivó en la abreviación “Panettone”. Pero la verdad sobre el origen nadie la sabe. Algunos piensan que tanta historia detrás de un pan le da un atractivo que ayuda a mejorar el consumo y bueno, las ventas, porque vender un pan sin el mayor atributo que su tamaño, no tendría el mismo impacto. Y en Milán terminó por convertirse en un postre tradicional, sobre todo desde que los comercios empezaron a regalarlo a sus clientes en navidad.

Pero la historia nos lleva al primer registro que se tiene del panettone como dulce navideño tradicional milanés: un artículo de Pietro Verri (periodista y escritor) en el siglo XVIII. En dicho artículo será llamado “Pane di tono” (pan grande) y el término “Panettone” aparecerá en 1814 en el Diccionario de vocabulario milanés-italiano de Francesco Cherubini.

En la capital de Lombardía, desde el año 2007, en el mes de noviembre se lleva a cabo un festival dedicado al Panettone. El creador de tal homenaje es el escritor Stanislao Porzio, uno de los mayores investigadores y escritores sobre este pan.

Este pan ha existido en México desde aquellas primeras panaderías francesas e italianas que llegaron a finales del siglo XIX y en los albores del siglo XX y nos trajeron delicias como ésta, de más de 400 años de tradición.

 

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